GASTROENTERÓLOGO
JOSUÉ GERMÁN JUNCO ENCISO

El reflujo gastroesofágico (RGE) es un trastorno digestivo en el que el contenido ácido del estómago retrocede hacia el esófago debido a un mal funcionamiento del esfínter esofágico inferior (EEI). Este fenómeno puede causar síntomas como pirosis (acidez estomacal), regurgitación de alimentos o líquidos, y en casos crónicos, daño en la mucosa esofágica. Factores como la obesidad, el embarazo, la hernia hiatal y ciertos alimentos pueden exacerbar esta condición.

La diarrea crónica se define clínicamente como la presencia de heces sueltas o líquidas durante un período superior a cuatro semanas. Esta condición puede ser causada por una amplia variedad de factores, incluyendo infecciones persistentes, síndromes de malabsorción (como la enfermedad celíaca), trastornos inflamatorios intestinales, enfermedades endocrinas (como hipertiroidismo) o efectos secundarios de medicamentos. Su diagnóstico requiere una evaluación exhaustiva para identificar la etiología subyacente y establecer un tratamiento adecuado.

El término 'enfermedad hepática' engloba un conjunto heterogéneo de afecciones que afectan la estructura y función del hígado. Estas pueden incluir hepatitis viral, enfermedad hepática alcohólica, esteatosis hepática no alcohólica (hígado graso), enfermedades autoinmunes (como la hepatitis autoinmune) y trastornos metabólicos (como la hemocromatosis). La disfunción hepática puede manifestarse con ictericia, fatiga, coagulopatía y, en etapas avanzadas, insuficiencia hepática.

El síndrome del intestino irritable (SII), comúnmente conocido como colon irritable, es un trastorno funcional del sistema digestivo que se caracteriza por dolor abdominal recurrente, distensión abdominal y alteraciones en el hábito intestinal (diarrea, estreñimiento o ambos). Aunque su fisiopatología no está completamente elucidada, se cree que involucra alteraciones en la motilidad intestinal, hipersensibilidad visceral, disbiosis de la microbiota intestinal y factores psicosociales. A diferencia de las enfermedades inflamatorias, el SII no causa cambios estructurales en el tejido intestinal.